CRISPR.

 

Ayer me pedí al Amazón el Gene Knockout Kit, el de la versión dos. Que me le estoy haciendo cambios a la vida, que a mis años me voy a ser aun biohacker de cojones.

Le hago un CRISPR al que se me ponga por delante, ya te digo yo que si me volviera de veinte años ya iba a ver tábanos en las vacas por la Forca, o por los prados de Darías.

Mis ratinas y cabañesas mutadas, sin una puta mosca chupadora, y que se lo hago a mi sobrina Dorita para aumentarle la inteligencia que no se centra, y lo que quieras tú, como un sastre, te corto por aquí, y te sueldo por allá en el ADN, y te cambio, y de puto bruto te hago finolis.

Se lo dije a mi Patuka, cojo de laboratorio la mesa de la habitación que da al patio de luces de Sonia, que hasta noviembre está libre. Por Magalux anda la pobre en los apartahoteles.

-Lo malo es ese hijoputa.

Ya os lo digo, por la mañana me da la luz, y la mesa con hule es amplia. Pero me sale el Cuatriya a mirarme con mis probetas, y se me pone con el dedo en la sien a darle vueltas, que me lo dice, alelao que tas locazo. A descojonarse anda.

El Cuatriya es el hijo de puta del cuarto D. Tiene el lomo tatuado con un águila que cae en picado sobre unas espaldas inmensas, pero quiero rajarlo, o meterle una mutación que lo haga más gilipollas aún, que a meterle una hoja con venteo que tengo de Taramundi, aún hay tiempo, primero la biología, y si no la tallada de acero al carbono, hasta donde le llegue, y dejarle entrar el aire para que ventile la patata.

Mi Patuka ya me lo dijo dos veces, que se asoma por la ventana del salón al patio de luces y coge las bragas escuálidas de su parienta y la mira, mientras las huele, la mira con una sonrisa de conejo, mientras mi Patuka retira las suyas, hermosas a lo XL, de su ordenado tendal, que le va el culo de mi hembra, que lo sé, a ese hijo de puta sin trabajo conocido le voy a meter un sgRNA que te cagas.

Cuando te dedicas a la ciencia, son cosas que tienes que aguantar. Pero a ese hijo de puta me lo CRISPO, que lo voy a cambiar a lelo.