HISTORIA.

Las historias de amor pueden tener diferentes tonos y géneros, desde lo trágico hasta lo cómico, pasando por lo dramático o lo fantasioso. Pueden desarrollarse en cualquier contexto, ya sea en la vida cotidiana, en mundos ficticios, o incluso de nuestras épocas históricas, quizás inmediatas. Pero sobre todo existen mientras la memoria está viva.

La parte de amor que debe llevar mi historia me parece inconsistente. La quiero tratar con sutileza, que no signifique nada sobre la trama principal completamente trágica.

Sucede en una solitaria mañana de sábado y los dos deben abrir los brazos después de un largo tiempo sin haberse visto. ¿Cómo he de describir esa situación? Acaso mi escasa experiencia en encuentros amorosos podrá enfrentarse a tal desafío? En realidad todo lo que se relata sobre el amor puede ser una jodida mentira.

Colocarle aves a la cosa realza la situación. Un atardecer. Una larga galería llena de luz , tal vez.

Cursiladas así.

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Deja el inconsciente vaivén de tú mano y, mientras, mira a la ventana llena de vencejos que salen de sus nidos, y las sutiles sombras que empieza a dejar el atardecer paseándose, lamiendo nuestras caras, así de pesadas y robustas, hercúleas sobre la cal de la pared, llenas de vida sombría, porque son sombras caprichosas y tratan de vencer a la luz.

-Con una súplica.

Tócame y cerraré los ojos, sáname, dame sal, bocanadas de yodo, sorbe amoniaco como si fueras Satanás y disuélveme como a un azucarillo, digiéreme.

En realidad sólo había tres macetas de geranios. Al regresar a mi habitación la historia ya se había desvanecido. Alguien me había cogido suavemente del brazo para llevarme hasta un sillón que daba a mi cama, y a una ventana que daba aun amplio valle seco. A mi lado, ya nos estaban mis compañeros aparcados en simétrica batería, bajando la cabeza sobre su pecho con las comisuras de sus labios llenas de humedad, y las manos como muertas cruzadas sobre sus piernas.

En realidad nadie sabía que estaba pensando unas frases de amor para endulzar la parte trágica de aquella atardecida de junio. Era la parte leve,de un relato demasiado corto.

El fenómeno está en cerrar los ojos, y entonces a ella la veo acercarse lentamente con aquella sonrisa tan hermosa.

A mi historia aún puedo darle cierta alegría. Su imagen se aparece, nítida, suavemente acercándose..., y celebro aún pueda recordar, parte de esta historia. Así, tan viva.