PIEDRA.
Habíamos arrimado la piedra que tenía forma de triángulo, una de las esquinas era angosta, pesaba sobre seis brazos que la erguían. De niños jugábamos a ver que pasaba, en el monte las colinas no tenían final, Jugábamos contra la luz para ver el secreto de sus colores y el agua tan salvaje deshaciéndose desde la altura. La gran piedra era la causa. La teníamos de pie, y su efecto era soltarla. La vimos dando vueltas a veces como si quisiese subir al cielo rompiendo arbustos, en silencio, jugábamos a que una voz gritase entre la maleza.