LA TELEVISIÓN PUESTA.
Nunca he podido matar a nada que tenga vida. Luna llena que estás en los cielos el día dieciocho . Y me corrí dentro.Y en la cola del paro cuarenta hasta la mesa. Cerrados los ojos. Se me viene el polvo de ayer después de mi cámara y yo (todos tan felices), y por mi Eugenia atravesándole todas las líneas magnéticas por el cuello -que las veía como un yugo de espiras de cobre-,delante de mi capullo ella puesta a lo perra, con la cabeza sobre un almohadón de espuma, mirando hacía la pared de vecindad, con aquel coño recubierto de pelos enroscados hasta la misma rajita, sus espaldas amplias, su culo hermoso, batiéndola cogida por los pelos como a una yegua de su media melena, y yo aguantándole a intervalos de vete tú a saber cuantas entraditas suaves y un tirón descomunal que le hacía doblar el cuello sobre el cojín de retenida sobre el cabecero de caoba estuve dominador y si me venía el gusto pensaba en los hijos de la gran puta que me han puesto en esta cola