EL OVILLO
Muchas veces me da por pensar que la tengo muy pequeña. Y además en forma de ocarina, muy irregular y llena agujeritos. Pero no siempre pienso en eso, pienso que si en vez de chupármela me la soplan saldría música celestial o el concierto de Aranjuez para ocarina. Hoy han venido todas las gaviotas a buscar comida a mi terraza porque han visto geranios blancos desde el cielo. Estábamos mi gato y yo jugando con un ovillo de hilo; yo casi desnudo; mi gato con abrigo. Venían en picado como una formación de Stukas, con su pico abierto y las patas preparadas para el aterrizaje. Objetivo: pan blanco. Qué ilusas. En ese instante fue cuando me la miré en la entrepierna (agachado como estaba se me subían las hormigas por los dedos de los pies), y le vi aquel bultito de ocarina, toda taladrada. Debe estar enferma. Puede ser pus; sí, es algo purulento. Y pensé eso: no creo que sea para soplar. Tendré que mirármelo. Me fastidia mucho bajarme los pantalones y enseñar esto a una médica d