Y UN DÍA LA VOY A COGER, YA VERÁS.
Cuando lo hacíamos yo siempre me ponía encima, y así nació: Milagros, Crispin, Cecilia y Carlos. Yo siempre encima. Por Santa Catalina que fue un veinticinco de noviembre de hace cuatro años fue lo de Carlitos, y ya dije, uno y no más, y yo entonces me capé en secreto. Para que decirlo a nadie. Aproveché que ella bajó con la madre quince días a Oviedo a casa de la otra hermana, y yo tenía vez en el hospital de Jarrio, y me lo adelantaron. No se enteró ni el tato. (Lo bueno es que no tuve que afeitarme el capullo, y lo que te queda es como una picadura de mosquito grande, y algo hinchado.) Con Margarita ahora me gusta follar de pie; como si viene con la cántara de leche de la cuadra, allí se la clavo, en la escalera. Yo follar follo metiéndosela bien de una vez a lo tirón de anzuelo, primero le pongo la mano en la pechuga, luego se la bajo al coño y busco la dirección, y es de abajo arriba, varias veces, no cuento, va rápido (la Marga mira para otro lado, siempre me dice eres un puto co