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ESTO QUE OS CUENTO YA NO EXISTE.

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En mi casa tengo muchas cosas, en mi habitación tengo muchas cosas, en mi baño no tengo muchas cosas pero está pintado de blanco. Tengo anaqueles con libros, y el sitio que queda en los estantes fui colocando muchas cosas: conchitas del mar, piedrecitas gastadas por el agua en forma de huevo, fotos, y muchas más cosas. Cuando cojo una cosa la miro y pienso por qué la puse allí, y cuando la puse, y si me trae algún recuerdo. Algunas veces quito el polvo de debajo de las cosas y hay una marca indeleble que ha dejado la cosa que estaba allí desde no sé cuánto tiempo atrás y que tiene la forma geométrica de la cosa. El espejo que tengo en el baño me lleva mirando hace muchos años, no podría decir cuántos. Y las paredes que nunca se volvieron a pintar desde que habito aquí tienen sombras y grietas que van en zigzag por detrás de los muebles. Cuando se forman las grietas dicen que las casas se mueven pero en realidad nunca me he enterado hacía dónde se movía mi casa. Tú ya no estás aquí conm

CAMINO ABAJO POR EL PENSAMIENTO.

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Una vez estuve escondido porque tenía miedo, pero no había nadie a quien tener miedo. Sucedía que era un espacio tan pequeño, incluso más pequeño que lo más pequeño que te puedas imaginar, para un hombre o para una mujer. Estar así es imprescindible para tener miedo. Objetivamente debes estar así para tener miedo. Otra vez alguien me dio un beso no sé quien fue ni a que hora. No recuerdo muy bien cual es mi nombre, incluso, si tengo que llamarme de alguna forma. Hoy está siendo un día excelente. Me levanté por la mañana y me encontré contigo cuando ibas camino abajo por el pensamiento. Tenías los ojos ligeramente pintados de azul como el domingo. Desayuné contigo, contigo me limpie los dientes, contigo me tiré la ropa encima. Y hubo un instante en que me atusaste el pelo, me ocurre cuando la imaginación es plena, al cerrar los ojos, como esperando que alguien llegue a coger mi mano. Me dije: Llegado el caso no sé de qué disfrazarme, no sé que piel de la semana ponerme. Quizás opte po

LOS MARES DEL SUR.

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Yo no deseo un todoterreno de gran potencia para subir a las montañas, y oradar caminos baldíos y hojas de abedul. Ni un coche de gran cilindrada para andar por la ciudad y aparcarlo en los solares de de las grandes verbenas. Saraos flamencos, grandes pocilgas ilustres. Politiqueos de mierda. O en asociaciones de garañones de puticlub. Quien más o quien menos todos somos algo hijos de puta. A mi lo que me gusta es leer la sombra de las muchachas en flor y hacerme una buena paja sobre las tapas del libro. Me jode que afeiten a los toros, y me entra mucho gusto, cuando por un casual, el cuerno va por el culo del torero, incipiente duodeno arrriba, hasta la misma vena del derecho y del izquierdo, que se joda. Yo no quiero limpiar un coche así con mi lengua y decirle a mi mujer que le pase el cepillo de la cocina. O una casa de dos plantas con bajo cubierta, y ventanales enrejados, y alarmas que saltan con el canto de los jilgueros. Y una parcelita para plantar enredaderas y un anexo pa

SOBRE MIS ENCÍAS.

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Comerme tú boca es como masticar bolas de sacarina. Cuando me pones los calcetines y me besas me sabes a pan blanco. Una vez tirabas hojas secas de geranio, y al estrellarse en la calle retumbaba a más de ochenta decibelios, y era que tú me limpiabas el culo, y aguantabas mis pedos. Los calcetines me los pones con mi pierna entre tus piernas, como a un niño que va para la escuela; y aún recuerdo cuando comíamos macarrones con tomate, y los geranios de la terraza tenían flores blancas, y las gaviotas volaban como efes dieciséis. Cuando me pones los calcetines estas vistiendo el cielo con nubes de colores. Cuando me cierras la camisa me cubres el alma, me tapas del frío. Cuando me cantas la pena mora y me pones una pernera y la otra pernera, y me tapas la piltrafa de mis huevos, es como si pusieras un celofán azul sobre el pico Aneto. Cuando me lavas los ojos, quitas una gorra de niebla de la AP6, Cuando me pones a cagar eres de los de Grenpeace. Cuando me limpias el culo estas dragando

NO HAY OTRA SOLUCIÓN.

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Se dice: ha tocado fondo, hasta el fondo. El fondo es eso que parece que nunca se acababa, has llegado hasta el fondo sabes donde está, a partir de ahí no hay nada, debes emerger del fondo. O quedarte allí para siempre, no hay otra solución. Todo son bocas. Yo veo bocas abiertas. Solares donde se pierden los perros. Gusanos en forma de hombre o mujer. Acostados a las doce de la mañana en la misma entrada que ayer. Un día pudieron haber amado. Un día rieron. Un día sintieron. Muchos días lloraron. Se dice: casi ha tocado fondo, le queda hasta el mismo fondo. Pues eso, pamplinas, simplemente te la envainas y te aguantas. Me viene ese nombre de siempre, pones (so) delante y luego detrás lo que quieras. Había salido de casa a las siete de la mañana y al volver al anochecer no me abría la llave, que meto la llave, la llave entra de esa forma en que entran las llaves cuando no quieren entrar, no giran, no giraba, y me digo, esta soputa me ha dejado tirado en la calle. Se comenta, caer de la

YO NO CONTESTÉ.

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Me decidí por una mosca lucilia. Siempre me había fascinado su fortaleza a la hora de volar, y sus colores verdosos aterciopelados que le cubrían el tórax y el abdomen por su parte superior. Había evaluado imitar otro tipo de insectos pero, al final, todos habían sido desechados, algunos por su peculiaridad y fácil detección, y otros por los requerimientos de espacio (tan complejo) que necesitaba para la colocación de todos los sistemas de motricidad y transmisión infrarroja. A ella la llevaba observando desde que me había venido a vivir a este callejón de un barrio de las afueras de Barcelona. Empezó a obsesionarme ocho meses antes un día de junio que la vi por primera vez asomada a un pequeño balcón forjado; poco después supe que era la habitación matrimonial. Para mis adentros la empecé a llamar Cuquita. Era increíblemente bella, de cara redonda, con unos ojos que detectaba inmensos, con una cabellera morena que le caía abundante hacía los lados. La adivinaba prieta de carnes

PORQUE TE QUIERO.

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De todas esas sensaciones. Hoy me levanté y (aún), con solo los calzoncillos le di clic al botón de la cafetera. Y la cafetera se puso a desvariar, ya sabes, ese bufido. Luego me fui al baño y me puse a cagar, ya sabes como se caga.Yo tengo que hacer algo de fuercecilla . Por la ventilación del baño sentía unos estorninos haciendo de estorninos, piando, quizás fuesen crías. Y así fue como apreté. Y en aquel momento sentí una rengolera de pedos que te cagas Romerito , la cafetera dando estertores, y los estorninos, u otras aves del paraíso,buscándose la vida sobre la chimenea de ventilación. Yo no sé si cuando vosotros cagais si pensáis en algo. Hay gente que decide sobre la vida de otros mientras caga. Yo paso olímpicamente del tema. Como me levanto con la vejiga llena y empalmado, lo único que me preocupo es de que mi polla quede dentro de la taza para no mearme fuera. Bien. Desayuné cuatro galletas campurrianas a las que le puse margarina tulipán con omega tres y omeg

Y PESABA MÁS.

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Ella se tiró por el Cabo Peñas y yo dos horas antes pensaba que me quería, dos horas antes es una eternidad, dos horas antes a la velocidad de la luz dan para mucho, -vete pensando en las marejadas de Andrómeda- En dos horas en el acelerador de hadrones das más vueltas que un gato a la fuente de mi pueblo (piensa que eso es un engendro hecho para girar muy rápido). Cuando la vi aplastada allí abajo, impresionaba, parecía entre Ariel (de tan bella), o el pato Donald que siempre se aplastaba, -la bella durmiente siempre se dormía-. Y pensé para mí que un hombre es una paja. Pero una mujer son muchas más cosas. Vendía libros del Circulo de Lectores. Y llamaba siempre tres veces. Y cuando llegaba a casa, sólo habría la puerta, no llamaba. Cuando entraba al oscurecer pensaba que su cara era así, porque sí -como un solete con la boca al revés-. Nunca me imaginé que su cara era así de triste. Cuando se tiro por el precipicio pesaba más. Llevaba cosas de mí, cosas mías. Las bragas m

AHORA MISMO.

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Algunas veces me pones tú coño y me encoño. Se habla de los ojos, la tez de la cara, las manos, el cuello. Pero tú coño es un laberinto y no sé donde acaba. Y me encoño. Cuando te quedas tan abierta esperando más y más. Me puedes. Y me encoño. Comerte viva es como empezar una lasaña por el sitio más caliente. Y me encoño. Sabes, en este valle que llaman puta vida, cuando te abres de piernas veo la inmensidad. Y me encoño. Me huele a todos los olores y más bien a mar. A raros edulcorados, a restos de miseria y a pesar de todo: Me encoño. Ahora voy por la calle sin saber en realidad si debo ir. Y te digo que voy encoñado.

POR EL MAR NUNCA PASA EL TIEMPO.

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El tiempo es como un papel de celofán aplastadito dentro de un libro, que lo encuentras allí por casualidad. El tiempo también es encontrarte a tí por la calle (después de muchos años) y ver tus mofletitos o tú escuálida mirada, y preguntarse como me ves tú a mí y cómo te veo yo a tí. Más tarde que temprano habrá una relativa brevedad, o un gran espacio entre sucesos y muchos mojones en el camino por donde hemos pasado, a veces, dejando rastros de desamor y desesperación en los otros que quizás nos querían. -Tengo cuarenta y nueve azulejos del baño abombados, preñaditos. Ayer cuando me afeitaba estuve apunto de dejarme bigote. Ayer vino a verme un trozo de tiempo de mi vida y tuve que cerrar la puerta para no recordar. Ayer cuando estuve en el baño me vino un extraño vacío en el último apretoncito. Y luego fue cuando encontré el papel de celofán en el libro que aún olía a chocolate. Y luego cuando intentaba recordar cómo y cuando puse aquel papelito allí me vino a la cabeza que eso e

SE ACABARON LAS PALABRAS.

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Según entras la puerta abre hacía la izquierda. Según entras lo primero que ves es una escalera color caoba que sube a la planta de arriba que es un pequeño bajo cubierta con dos habitaciones y un baño. Según entras hay un zapatillero de esos abatibles, y sobre el zapatillero dos negritas con unos cestitos en la cabeza, dos velas de colores, y sobre el techo una lámpara de lagrimones en forma de cono invertido. Según entras una alfombra de color granate se extiende por el pasillo que llega hasta la cocina. Había cerrado la puerta despacio, porque quería dar a mi imprevisto regreso el carácter de agradable sorpresa. Me descalcé a la entrada, y arrimé mi maletín a la puerta abatible que daba a la salita. Empecé a subir la escalera que daba al piso de arriba posando suavemente los pies sobre los escalones de madera. Quiero decir que a la entrada, a la izquierda, hay un paragüero antiguo de madera, decorado con intensas filigranas de colores, y una pequeña claraboya sobre el techo por dond

TE VOLVERÁ A SALIR.

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Me había propuesto no dejarla abandonada en aquellas circunstancias, le habían dicho, todo esto son supuestos; alguien detrás de una mesa con la cara en penumbra y la luz en la espalda le había dicho, todo esto son supuestos. Luego nos levantamos. En la estación de autobuses había muchos autobuses aparcados. El billete era para los dos y fueron cuarenta y ocho euros, y nos pusimos uno al lado del otro, encima de nosotros estaba ese martillito con el que se podía romper el cristal en caso de necesidad. Cuando aquello se puso en marcha algo nos empujó hacía atrás también a los dos; en la cabeza nos iba resonando aquello: todo esto son supuestos. En estos casos, ella está mucho más triste y hundida que tú, hubo algún diálogo como que vida ha sido la mía contigo, y encima ahora esto. Lo demás fue silencio relativo, esos instantes en que el paisaje pasa inadvertido aunque lo ves pasar, pero no estás en el paisaje, no estás en ti mismo, intentas estar dentro de ella y le dices extrañam