Entradas

NO VOLVERÉ NUNCA.

Imagen
Después de tantos años allí, no recuerdo bien lo que se veía por la ventana. No estaba dispuesto a fregar el baño nunca, pero he aquí que me encuentro con un estropajo en la mano sobando el interior de la taza del váter. Para quitarle hierro al asunto pienso en la perfección de esta geometría tan cóncava lacada en blanco para que las cosas puedan irse hacía el mar sin pena ni gloria. Con Ella se fueron los rastros de aromatizador azul. Nunca más ese olor a bosque de pinos. Me toca por la espalda el niño, y le digo al niño, o te comes las lentejas o de la hostia que te pego te pongo la cara como unos alicates, y el niño que no se las come, que les da vueltas con la cuchara y selecciona por tamaños y colores…, o las que flotan o no flotan, o las que están cocidas o no, y que se va a la hebra y rasura un trocito de chorizo, niño, hijodelagranputa, que te mato, cógelas todas por igual que son lentejas, te enteras, y no las dejas, por mi madre. La lavadora tiene la puerta

EL ÍNDICE.

Imagen
Mi entorno no es dichoso en el amplio sentido de la palabra, pero puedo considerarlo hasta cierto punto confortable. Tengo mi butacón para sentarme; y me da la claridad casi todo el día, por una ventana del patio de luces. Quizás noto en falta un poco más de espacio vital, aunque mis estiramientos son estáticos y apenas desarrollo ejercicios que requieran desplazamientos de mi cuerpo. A saber: trabajo los grandes pectorales, los grandes dorsales, hago derechos e izquierdos posicionados para la columna, ayudado de los brazos estirados; para las oblicuas utilizo el palo de la fregona; formo los deltoides; saco músculo a los hombros utilizando kilos de azúcar envueltos en cinta aislante (dos o tres paquetes de un kilo en cada mano); el transverso espinoso forzado me lo hago como si rezara a Mahoma; bíceps, tríceps y braquial anterior lo trabajo con tres kilos de garbanzos atados a una cinta adhesiva, con unas manillas de fieltro duro para facilitar todos los movimientos; mi

DECIR NADA.

Imagen
Algunas veces me fijo en lo erosionado por las manos, cuántas manos me pregunto sobre la piedra suave, sobre la madera desgastada, cuántos pies sobre las pulidas losas, cuántos siglos. Si nos quedamos sobre lo que adoramos, me entra el miedo cuando lo acaricio. Todo lo que tú has tocado sigue aquí, en la oscuridad, y presiento que se mueve. Algunas veces me fijo en un leve rastro donde te dabas la vuelta al lado del espejo, y tengo miedo, a que te hayas quedado allí y no me quieras decir nada.

PROHIBIDO POR LEY.

Imagen
…debes  describir antes la situación. La forma geométrica de dónde estabas contenido. No puedes decir yo era un punto , nadie te imagina midiendo con las manos lo anónimo y diminuto. Decir estaba sólo , tampoco es bueno. En el entorno existía  toda la soledad antes de que llegaras tú. Para bien o para mal pondrás: calles, árboles, algo de cielo, y en cualquier extremo siempre ha de verse una montaña. Habrá ventanas. Niños jugando. Si quieres. tampoco te afanes en hablar del corazón, y puedes olvidar a Dios. Dejar fluir una tormenta inconexa de palabras. Si te duelen los huesos debes decirlo, pon un pizquito al alma, otro poco del color de los ojos, los dedos en una mueca de caricia, la piel imprescindible, estremeciéndose, unos rastros de sufrimiento,  y, a poco que te esmeres, tendrás un poema de amor. Si no estás inspirado te aconsejaría que te dejases llevar. Hubo pensadores sublimes que iban por el camino y las palabras les surgían a borbotones, y las apuntaban en la frente para l

NO PUEDO DECIRTE MÁS.

Imagen
Para estar totalmente tranquilo hubiera necesitado un bolsillo más. Para esconder lo más intimo, un bolsillo bajo la piel. Y luego dejarme llevar, sobrevivir sobre una parte hecha de sal, una de aire, una de tierra, una de fuego, y permanecer sobre todo lo que se mueve, dando ligeramente amor, haciendo sufrir lo menos posible. Entretenerme colocando piedras en grupos de cuatro, alguna vez, otras veces en grupos de cinco, otra vez en grupos de seis de distintos colores. Y esperar a que venga el sol, venir en el sentido de que será grandioso, hasta morirme  por exceso de luz. Ahora es el momento de coger puñados de arena y soñar. Tener el miedo necesario, ser cobardes lo imprescindible, amar con precaución y mejor no sufrir. Alguna vez he podido tocarte en sueños, levemente. Existes para mi cuando todo está oscuro, como el inicio de algo vivo. No puedo decirte más.

VIVO.

Imagen
No he bendecido los alimentos, de otro sudor, que hay sobre la mesa. Ni a ti que me has besado a pesar de todo. No doy gracias por recordar que día es hoy, ni me disculpo, por ese rastro de odio que me mantiene vivo.

DE ESTE MUNDO.

Imagen
Os diré una cosa, ya no orino. Mi prepucio está bajo el influjo de un nerviosismo incontrolado. Veamos también mi sudor, lo que se llama sudor frío. Y esa sensación en mi boca tan empalagosa de segregar saliva muy abundante. Debo de decir que tengo muchos puntos débiles. Son dos días entre estas cuatro paredes, sin explicarme como he podido precipitarme dentro de mi propia trampa. ...la cuna estaba allí en la segunda planta. Abajo el ganado salía hacía la Ribera pisando la escarcha. Y yo estaba atado, completamente arropado debajo de un manta blanca de lana. Y mi hermanita tiraba de la cuerda, y el balancín de la cuna iba y venía cada vez más fuerte, hasta que dio una vuelta y me quedé allí debajo buscando el aire. No deseo ir más hacía atrás en el tiempo. Me horroriza. Pero puedo imaginarlo. Estoy con la cabeza contra la blandura de su pelvis, no sé en que postura, mi boca lleva aplastada muchos instantes; las manos que me arrastraron a través de la vagina son muy ru

EN ELLO LA VIDA.

Imagen
Realmente resulta mucho más cómodo hacerlo entre el pulgar y el índice. Coger las cosas. Darte la mano completamente, apretarte los dedos sin daño, y agitarte el brazo, lentamente. Levantar el brazo no es bueno puede suceder un signo, o santiguarte de repente. Puede suceder agitarlo para decirte adiós hasta no sé cuándo, y perderte. Deseo que levemente juntes tus dedos y los abras, así, ciertamente sabré que me recibes. Si me señalas aprende a nombrarme, con voz suave. Si quieres decirme que me vaya no agites fuertemente los brazos salvo que me vaya en ello la vida .

SO.

Imagen
Estoy casi seguro que la maté porque no me la quiso chupar. Había confianza. Teníamos una ardilla en una jaula que lo llenaba todo de muecas y amor. Dos abanicos en la pared. Y cuando le bajé la cabeza me dijo: huele que apesta. En esa postura es un ajusticiamiento. Me debieras amar a pesar de todo, so cerda. Yo llevaba días sin tener nada que hacer. En la pared una litografía de Sorolla. Sobre la mesa del salón otra jaula con un canario, y una pecera con un pez  negro de un lejano lago africano. Le dije. Ya  estoy harto de comerte el coño, sin recibir ninguna recompensa. El suelo lleno de gominolas. En el cielo dos nubes y frío. So puta.

MIRAR EL CIELO.

Imagen
Lo cotidiano es la existencia. Los pequeños sucesos que nos resultan metódicamente aburridos son reflexionados como una realidad sin vivencias. Todo esto se añora cuando algo se rompe dentro del entorno, o dentro de nosotros. El suceso  nos agita y nos hace desembarcar en la penumbra. Y es entonces cuando añoramos la triste monotonía. Mario vino a verme ayer por lo que yo creo un tema trivial. Lo encontré en el portal de mi casa esperándome muy preocupado. Ni siquiera llegamos a subir. Se quedó con el hombro apoyado sobre un lateral de la puerta, como si presintiese que perdería el equilibrio. Según me comentó le acucian las deudas y ha quedado sin trabajo. Cuando me hablaba percibí un ligero temblor en sus manos, y una apresurada gesticulación, recalcando cada comentario como si dirigiese una inanimada orquesta. Me habló que ya no le cabía la menor duda de que era controlado. Un ente era el culpable. Cómo podían sucederle a él tantas desgracias acumuladas. En un año le había deja

MAÑANA DE ENERO.

Imagen
A nada que observes, te darás cuenta que abunda la simetría en todo lo que puedes ver. Incluso en la oscuridad  hay otra parte igual de ti, está en el otro extremo, imaginada. El que ha segado una vida no se ha dado cuenta que el cuerpo asesinado tiene dos partes idénticas. El guerrero que ha muerto es una figura, un trazo, cruzadas las piernas, los brazos debajo del pecho. La fruta abierta. El humo cálido de las arenas. Me sabe mal que no te des cuenta al mirar las hojas de los árboles, cualquier nube pasajera tiene otra parte, los dibujos  del agua. Arrímate a un espejo, si te alejas, te vas al final del mundo donde la soledad más extrema se refleja ya sin profundidad. Tú a ambos lados. Conmigo en muchos recuerdos de colores. De manos en forma de plumas que acarician y te ponen otra piel. A nada que me mires me verás dos veces en ti cumpliendo un paradigma. Abrazarte y amarte, subir con mi boca sobre ti, y bajar sobre ti por un camino diferente, al mismo sitio, y mirarte horizontal,

SOL CASTIGADOR.

Imagen
Antes había estado la lluvia. Dos asnos con su mango fuera, pensando los asnos con sus orejas reposadas hacía atrás. Una mula maderera emborcaba su boca dentro de un saco atado al cuello comiendo cebada. Las babosas de la cuneta habían salido porque había llovido instantes antes. Había vapores, caracoles también, y un enjambre de moscas a eso de las cuatro de la tarde en la acera del Pontigón. Olía como cuando tiras un cohete, o como cuando se hace pan, o como cuando esparces hierba mojada y le das la vuelta. Estaba allí. Antes había pasado la pareja con las manos metidas en los correones. Después de la pareja comenzaron los gritos, no se sabía de qué forma eran, o de pena, o de dolor, o de placer; de qué forma son los gritos. Cirilo. Sabían que era él por lo de los asnos y la mula, una mula camello muy alta. Arriba detrás de la galería con muchos geranios rojos estaba Lula, dándose vueltas de un lado al otro, con mucha fuerza sobre un jergón que sonaba a hojas de mazorca. Ahora mi