DE ESTE MUNDO.
Os diré una cosa, ya no orino. Mi prepucio está bajo el influjo de un nerviosismo incontrolado. Veamos también mi sudor, lo que se llama sudor frío. Y esa sensación en mi boca tan empalagosa de segregar saliva muy abundante. Debo de decir que tengo muchos puntos débiles. Son dos días entre estas cuatro paredes, sin explicarme como he podido precipitarme dentro de mi propia trampa. ...la cuna estaba allí en la segunda planta. Abajo el ganado salía hacía la Ribera pisando la escarcha. Y yo estaba atado, completamente arropado debajo de un manta blanca de lana. Y mi hermanita tiraba de la cuerda, y el balancín de la cuna iba y venía cada vez más fuerte, hasta que dio una vuelta y me quedé allí debajo buscando el aire. No deseo ir más hacía atrás en el tiempo. Me horroriza. Pero puedo imaginarlo. Estoy con la cabeza contra la blandura de su pelvis, no sé en que postura, mi boca lleva aplastada muchos instantes; las manos que me arrastraron a través de la vagina son muy ru