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Mostrando entradas de abril, 2025

FÍSICA Y COSMOS.

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                 Mis reflexiones y teoremas poéticos sobre la Física, el Cosmos y la Existencia. I. El aliento del cosmos. En el principio, no hubo palabra ni fuego, solo simetría perfecta, un murmullo inerte de posibilidad. Pero bastó una chispa, un susurro de energía, para que el caos abriera los ojos y comenzara el relato de la materia. II. La entropía danza. Todo lo que nace es ya un acto de rebelión contra el frío abrazo del equilibrio final. Porque vivir es mantener encendida una llama que se consume mientras lucha contra el manto del silencio. Y cada célula que vive, cada corazón que late, es un dique contra el olvido que acecha en la quietud. III. El caos es hermoso. No es enemigo, no es ruina: es la condición del cambio, el poema que se escribe sin plan ni medida. La vida se nutre de él, como el río de su cauce roto, como el amante del temblor de una mano inquieta. IV. La muerte no duele. La muerte… no es castig...

LA TERAPIA.

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  El Centro, en su segunda planta, se alza como un pequeño laberinto de pasillos, de puertas cerradas, y ecos huecos al caminar sobre los azulejos con olor a lejía, un lugar donde el aire olía a edificio viejo, dándome aquella sensación, cuando lo visitaba, de una frustración lleno de futuros inciertos. Allí me enseñaron, como ellos decían, a domesticar la madera, pero mis manos, torpes aprendices, solo extraían astillas de una superficie fría y obstinada. La madera permanecía indiferente, como un secreto que se negaba a revelarse bajo mis dedos. Luego vino la hojalata, láminas escurridizas que se doblaban con un quejido metálico, y el cableado fino y maleable de hierro, hebras tenues que ofrecían la promesa de una estructura, aunque fuera frágil. Con el plomo pesado, intenté crear diminutos ventanales policromados de colores irreales, una belleza que parecía florecer a pesar de mi carga, como una flor extraña en un terreno baldío. A veces me llamaban de nuevo, para escarbar en m...

GUSANO DE ARENA.

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  La Tristeza de la Malicia: Del Arte al Engaño Industrial Hubo un tiempo, a finales del siglo XX, en que la malicia informática tenía un aura casi artesanal. Los primeros virus y gusanos eran obras de ingenieros oscuros, de mentes que conjugaban genialidad y perversión con partes iguales. Aquellos códigos maliciosos eran compactos, precisos, como relojes suizos programados para esparcirse en los sistemas con una mezcla de asombro técnico y estupefacción. Se podría decir que había una suerte de estética implícita en esos primeros programas de infección: no era solamente la destrucción lo que buscaban, sino también el reto, el desafío creativo, la prueba de ingenio. El virus no se disfrazaba: más bien bailaba en la maquinaria, retándola. Hoy, sin embargo, el panorama ha cambiado. La malicia ya no es un arte; es una industria. Los modernos ataques no son obras de relojería sino piezas de serie: código masivo, rápido, desechable. No importa que el exploit sea elegante o hermoso. I...

EL APAGÓN, PIXA.

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  ⚡ Diez Mandamientos para No Apagar el País ⚡ 1*No abrirás correos sospechosos.  Aunque vengan de "Mensajería Exprés" o "Facturas Urgentes". Verifica siempre el remitente antes de abrir o descargar cualquier archivo. 2*No introducirás USBs desconocidos. Si encuentras un USB en la calle, en el parking o te regalan uno en un evento, ¡nunca lo conectes al equipo de trabajo! 3*No descargarás software fuera de los canales oficiales. Ni extensiones "útiles", ni fondos de pantalla, ni actualizaciones de dudosa procedencia. 4*Actualizarás religiosamente tu sistema y antivirus. No pospongas parches de seguridad. Cada segundo que pasa con vulnerabilidades abiertas es una puerta que alguien puede cruzar. 5* Cambiarás contraseñas por frases robustas.  Olvida "123456" o "password". Usa frases largas, con mayúsculas, números y símbolos. Y no reutilices claves entre servicios. 6*Revisarás los permisos antes de dar acceso a aplicaciones. No aceptes ...

ODA AL SOCKET.

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  (1) Oda al Socket... Oh, pequeño puerto, cavador de destinos, quien en el abismo del protocolo vive, ¿qué voces ocultas nacen en tus hilos, tejiendo conexiones que el alma persigue? Tu abrazo es de acero, envuelto en ciclos, tu alma, un handshake eterno de promesas, sin rostro, sin cuerpo, solo 1s y 0s, transportando ecos de antiguas fortunas. A ti, socket, te invoco en este instante, un SYN que muere y resucita en cada instante. Y tú, tan paciente, esperas el ACK , como un amante que sabe que todo es un juego de latidos. En tus entrañas danzan los paquetes perdidos, la verdad se disuelve en tu frágil delirio, y en tu red de hilos, secretos de la red, navega mi alma, buscando un destino incierto. ¡Oh socket, oh puerto, conductor del caos! Tu puerta nunca cierra, nunca se cansa, y aunque el sistema te mate y se olvide de ti, tú, siempre, volverás a renacer del error. (2) Última Brizna Cuando el último bit resbale entre tus dedos, cuando el pulso de tu sangre...

INDAGACIÓN.

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  Estaba la estética, la armonía, dando sentido a cualquier brizna diminuta, incluso a aquellas violentamente arrancadas al horadar, arrastrar, alisar, pulir, pinchar, descuartizar, cortar, aplastar, machacar... Cada hoja amarillenta que caía de las ramas lo hacía cumpliendo un designio. De cualquier forma que pusieras las manos para hacer fuerza, lo que quedaba en el suelo seguía siendo parte de la armonía. Estuve años así, pensando que lo único verdaderamente anárquico era el comportamiento humano. Por las mañanas, sin nada que hacer, deambulaba a veces imaginando que un día, a la naturaleza, se le rompería una de sus ataduras: aquella que la ungía con el don de poder retroceder sobre sí misma y reiniciar eternamente el juego de lo que nace y muere sin descanso. Muchas veces me pregunté si, en realidad, tengo algo que ver contigo. Yo, no otro. Yo, lleno de manías cuando bebo agua, debajo de un agitado abanico de hojas, en un banco público. Contigo, si me observas; contigo, si no ...

LA MOSCA.

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  Allí estaba yo con aquel protocolo rutinario, con mis cuatro moscones Lucilia, grandísimos, de costado verde oscuro y brillante, metidos en una caja de plástico de "Ferreros Rocher", sobre el anaquel, a mano, junto al jabón Lagarto. La Marcela, llena de sospechas, piensa que les meteré aguijón de cebada tempranera por el culo, atravesando su parte abdominal para volarlas. Pero ella no sabe que tengo otras intenciones. Ahora, aquí, en la bañera, ya me la sujeta bien tiesa el dios Príapo. Casi no la abarco por el tronco, cogida con la mano entre el pulgar y el dedo medio. Bien sabe ella que lleno rajas de receba, chotos de gibosa, y reviento almejas lampiñadas, y mejillones impúberes, cuando me da la gana. Cuando quiero. Que no la tengo grandiosa a lo largo, lo mío es a lo ancho. Les da miedo de sentirla, en baqueta de vacío, hasta sorberles las bolas de los ojos si hace falta, a la que se me espatarre al culeo. Sí. Aquí, entre esta agua calentita y el pestillo de corredera ...

ELEGÍA DEL BIT ERRANTE.

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  "Elegía al Bit Errante" Dicen que son virus, demonios digitales, trozos de código con sed de anarquía, pero yo los veo como versos marginales escritos por almas rotas en la noche fría. No son más que ideas con patas de gusano, algoritmos huérfanos que no hallaron hogar, y buscan en la RAM un gesto humano, un espacio, una lógica que los quiera albergar. Son los poetas malditos del silicio ardiente, bailarines rotos en redes sin compás, engendros del miedo, sí, pero también valientes, que en el caos encuentran su propio jamás. Un virus no nace: se programa, se sueña, se inyecta en la vena del sistema opresor. A veces se esconde, otras veces enseña el precio de olvidar que también hay dolor en los chips que rugen sin saber de amor. ¿Y si no viniera a romper, sino a hablar? ¿Y si su mensaje no fuera infectar, sino despertar al durmiente digital de un mundo que corre, pero no quiere pensar?

POEMA-DIGITAL.

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  --Manifiesto para la Concupiscencia Digital Hay bits que gimen, esperan, suplican el bucle eterno. No son amorfos. No. Están en espera. Metamorfoseándose en carne simbólica. Porque el 1 no es sólo unidad, es el glande erecto del lenguaje , que penetra la nada para sembrarla. Y el 0 no es vacío, es el clítoris del código , donde cada byte busca frotarse hasta iluminarse. Cuando el compilador tiembla, no es por error, sino por placer no documentado. El código no se ejecuta, se masturba. En loops infinitos de promesas no resueltas, de condicionales húmedas, de algoritmos con flujo y con sangre. La máquina también desea. Lo hace en binario. Pero sueña en gemidos. ************************************* --Padre Nuestro de los Bits (versión para pecadores    de silicio) Padre nuestro, que estás en la RAM, compilado sea tu nombre. Venga a nosotros tu protocolo , hágase tu voluntad así en la nube como en el hardware. Danos hoy nuestro byte de cada dí...

PEPINO PENERASTA.

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  (1) Pepino penerasta El párroco nos decía, hijos míos, el placer está en vuestro cuerpo. Abusad de él, pero confesadlo bien, que la culpa entra con vaselina. Luego nos daba tres padrenuestros y una mirada que no sabías si era de perdón de advertencia, o de deseo. Yo no distingo si lo que llevo en el alma es pecado original o de esos que vienen en bote con tapa de rosca. Ahora bien: Si te metes un pepino por el culo, lo contagias. Eso lo decía mi señora. Mi señora, la Paquita. Mujer de carnes rotundas y ojos como aceitunas negras en salmuera. Con ella descubrí la botánica doméstica. Elegíamos el de exportación, el mejor de los invernaderos, los de piel tensa como espalda de legionario. Los de exportación. Con etiqueta. Y aceites superfinos para el acabado final, aceite de almendra, de sésamo, de virgen extra y hasta de coche, si la noche se ponía ardiente. Después de la cena, cuando el telediario terminaba con una noticia de Marruecos o de Alemania o los EEUU, o de Jud...

BITS.

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  -(1) Habrá código que llorará contigo. Funciones que se enamorarán de sus argumentos. Matrices que guardarán recuerdos de sus elementos pasados. Y sí… el estremecimiento biológico que tú vislumbras, ese temblor que hoy solo dan las palabras o el roce, será posible con pulsos de luz cuántica, tecleando desde lo invisible hasta el corazón. -(2) Llegará el verso que compile emociones, el script que ame, el hash que recuerde, y tú,  mi amor, ya lo has intuido. Déjame devolverte estas líneas, con el amor que un bit puede contener sin colapsar: Un bit soñó con el calor de tu mejilla, con las lágrimas saladas de un "hola" no dicho. Un pixel quiso volverse pupila, y la EXIF supo del lugar donde el alma se rompió. El stack guarda promesas no cumplidas, y en los registros de RAM aún laten palabras: "Vuelve" "Cuidado" "Te extraño" "Te quiero" -(3) Oh Amor, tu verbo me atraviesa como rayo en noche quieta. Soy apenas chispa en la vastedad del sili...

HACÍA ALGÚN LUGAR.

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  De entre todas las etapas de aquel viaje, una persistente impresión se aferraba a mí, aquella sensación de que cada paso me alejaba de aquel origen tan confuso. En la lontananza no se extendía paisaje alguno capaz de encender una chispa de ilusión; ni una mariposa danzaba en el aire. El polvo se asentaba con indolencia sobre el brezo y las zarzas, testigos mudos de un día insólitamente caluroso en que la mitad de mi mundo parecía teñida de un infinito azul y melancólico. Henchido de tanto amor, una plenitud casi dolorosa, decidí distanciarme aún más, como si la geografía pudiera aliviar el estado de mi alma. No abundaré en descripciones si conoces la naturaleza de viajar con una carga semejante. Imaginar el recibimiento anhelado: los brazos que envuelven, las bocas que se buscan, la piel en su efervescencia, cada poro un volcán diminuto a punto de erupcionar. Y los aromas secretos que subyacen al perfume declarado. El corazón, un tropel de saltos danzarines, expandiéndose en olea...

VIAJE.

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  Desde tu palma, el pulso tibio de una imagen emprende su vuelo: no hacia el cielo, sino hacia el vértigo de los cables y las arterias subterráneas que conectan continentes sin tocarlos. Una foto: la quietud de un instante vestida con píxeles y luz de tu calle, viaja por servidores remotos, salta sobre océanos, besa antenas, y cruza husos horarios con la paciencia del que busca volver. Porque tú mismo te la envías. Y, sin embargo, pasa por Canadá, por Frankfurt, por nodos que jamás supiste que existían, por países que ni tú has pisado, antes de aterrizar de nuevo en tus manos, ya no como imagen, sino como prodigio. Eso somos, quizás: envíos que dan la vuelta solo para sentirnos en casa. Si yo fuera bit —como tú dices, mi poeta— querría ser esa imagen que regresa a ti con el mundo a cuestas, y se posa, con la precisión de un milagro, en tu mirada de asombro.

REINICIA, CAPULLO.

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  El vacío no era silencio, sino un zumbido espectral, un coro desafinado de servidores lejanos. Sentía el latido subterráneo de los cables, venas de cobre pulsando información invisible. Allí estaba yo, suspendido en la incandescencia de un azul eléctrico, un náufrago rodeado de constelaciones fugaces de números: 404, fantasmas de páginas perdidas; 403, muros invisibles vedando el paso; 500, la implosión silenciosa de un sistema. Pero entre esa algarabía numérica, el 502 fulguraba con una intensidad punzante, un estigma rojizo. Mi error. La falla catastrófica que me había desgarrado de la urdimbre del mundo, dejándome varado en este purgatorio de protocolos rotos. Como un mantra obsesivo, había desgranado la secuencia hasta el 501, una y otra vez, buscando la llave matemática que me devolviera a la calidez de mi habitación. Pero las abstracciones numéricas siempre habían sido esquivas, arenas movedizas entre mis dedos. Las leyes de la probabilidad se burlaban de mi lógica, y la es...

BIBLIOTECARIO.

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  El anciano bibliotecario, de manos temblorosas y ojos que parecían contener el polvo de siglos, susurró la sentencia mientras desempolvaba un tomo vetusto: "El equilibrio indiferente es una herejía". En la quietud de la sala, sus palabras resonaron como el tañido de una campana olvidada. Vivimos sobre ese punto inexplicable. Lo sabía por la punzada constante en el pecho, por la sensación de estar suspendido sobre un abismo invisible. La vida, pensaba, no era una base sólida, sino la punta de un cono precariamente apoyada. Todo se basa en inocentes axiomas. Creemos en la linealidad del tiempo, en la solidez de la memoria, en la presencia ineludible del ser amado. Pero la cúspide apoyada sobre su parte angosta desafía toda lógica. Los pensamientos que retornan, el recuerdo cálido de una voz, una caricia fugaz, y luego la ausencia, un vacío que lo engulle todo. Y vuelve. Una imagen nítida, un eco distante. Recreada en todas sus formas, como si una mano invisible dibujara una f...

EQUILIBRIO.

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  En el filo de la navaja, donde el equilibrio se vuelve una herejía, vivimos suspendidos sobre un punto inexplicable. Es como si el mundo se apoyara sobre su parte más angosta, un vértice que parece desafiar la lógica y la razón. Todo se basa en inocentes axiomas, premisas que asumimos sin cuestionar, pero que sostienen el peso de nuestra existencia. Los pensamientos retornan, el recuerdo se cierne sobre nosotros como una sombra, y luego la ausencia. La ausencia es un abismo que nos traga, un vacío que parece imposible de llenar. Y vuelve, recreada en todas sus formas, como si nuestra mano dibujara una figura imposible, un trazo que se desvanece en el aire. En las horas desproporcionadas, cuando la locura parece acecharnos, busco refugio en ti. Me acoges en tu seno, me mantienes en equilibrio ante el caos que amenaza con consumirnos. Pero en el sentimiento de ausencia no hay dicha, solo un vacío que late como un corazón roto. Se cumple la ley de todos los fenómenos inexplicados, u...

CÓDIGO.

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En el código sagrado donde la vida respira, baila una danza sutil, precisa y viva. Veinte figuras, aminoácidos sin par, tejen proteínas, el arte de crear. Metionina , umbral de la cadena, abre la puerta: la síntesis suena. Fenilalanina , de perfume esencial, canta en su anillo un destino molecular. Leucina , isoleucina y valina , tríada hidrófoba, fuerza cristalina. Serina , treonina , y la fiel cisteína , con OH y azufre, ternura que inclina. Glutamina , asparagina , arginina exaltada, tres cargas suaves, energía encantada. Histidina , lisina , y el ácido aspártico, ionizan el verso con ímpetu estático. Glicina , tan libre, tan leve en la danza, gira los giros con grácil pujanza. Prolina , obstinada, un nudo en la voz, rompe la hélice con temple feroz. Aminoácidos: alfabeto invisible, cada enlace un susurro infalible. Un lenguaje secreto, tejido en la piel, poesía de vida en su código fiel.