VELATORIO
Por lo poco que sé de aquel suceso, las cosas ocurrieron sobre las dos de la mañana de un mes de agosto, de hace cuarenta años. Estaban velando al muerto en la casa de Desiderio, era su abuelo, el Tuerto de Quiñones, con la caja posada sobre la artesa, en el salón de la galería que estaba encima del ganado. Allí había muchas enredaderas de pino, me acuerdo bien de aquel salón con las paredes ahumadas por la antigua cocina de leña, y el olor a estiércol que llegaba de la cuadra. Allí se calendaban de seis en seis pasándose de vez en cuando la botella de orujo. El milagro pasó, como digo, un poco antes de las dos. Los que estuvieron allí dicen que la luna casi se tocaba, y que fuera, por la cornisa, las golondrinas se arrumaban sin casi caber en los nidos. Dicen que tenían una torda y dos pintas en la cuadra, además de conejos, un borrico, y dos mulas de arrastre para la madera, y que puede que hubiese más vida allí, (gallinas también las había, y si eran las dos de la mañana puede que a...